La zona del Sahel – orilla en árabe– es considerado como el conjunto de países que divide el Sahara con la Sabana, está compuesto por Burkina Faso, Malí, Níger, Chad y Nigeria. La mayor parte de este territorio es desértico, aunque la mayor parte de su actividad económica está enfocada en la ganadería y en la agricultura. Esto se le añade que este territorio tiene una media de natalidad de 10 hijos por familia. Esta zona tiene una gran importancia estratégica, ya que posee un gran número de rutas utilizadas por el crimen organizado– cocaína, personas, tabaco, armas, drogas...–. Es rutas son muy usadas debido a la facilidad que existe de cruzar entre países, puesto que son fronteras porosas, teniendo vía libre, ya que además son Estados Fallidos.
En el caso de Mauritania, no ha habido ataques por parte de grupos terroristas debido a que comparte su frontera con la zona militarizada del Sahara Occidental. Por lo que los principales ataques son en la triple frontera: Mali, Níger y Burkina Faso. Esta zona de conflicto está bajando hasta llegar al Golfo de Guinea, ya la finalidad de estos grupos es obtener una salida al mar. Esta salida al mar facilitaría las rutas de narcotráfico que entran desde el golfo de Guinea.
Los principales ataques en Burkina Faso están situados en el norte– coincidiendo con esta triple frontera–. En Malí se han construido grupos de autodefensa que se encarga de luchar contra los grupos terroristas. Mali tiene una gran importancia estratégica, ya que tiene una autopista que va desde su capital Bamako hasta Senegal. Se trata de la principal entrada de alimentos al país, en el caso de que fuera interceptada por terroristas, Malí quedaría aislada.
En el contexto internacional preocupa mucho el incremento del yihadismo en esta zona. El Grupo Wagner que es afín al gobierno ruso opera y tiene como objetivo a Mali y Burkina Faso. Si consiguen obtener estos territorios, controlarán el corredor desde el Mediterráneo hasta el Atlántico: Mali, Libia, Burkina Faso y Guinea. Ganando a nivel naval salidas estratégicas.
Por otro lado, el presidente del Chad fue asesinado recientemente por grupos terroristas – adiestrados por el grupo Wagner–. Chad fue de los pocos países que no compraron armamento a Rusia. La presencia de estos países en África se puede comparar con Siria, ya que son muchos actores internacionales con muchos intereses, dando lugar a las proxy war o guerras por delegación. La repercusión de la caída del gobierno libio, fue que todo el armamento llegara a los países del Sahel.
Las operaciones militares que se han hecho para intervenir internacionalmente en el Sahel han sido varias, donde han estado presente Estados Unidos– con muy poca acogida–, Francia, España y misiones de la Unión Europea como la que está actualmente: operación BARKAN liderada por España. La principal base de EE.UU está situada en Níger, es principalmente una base que comparte inteligencia y tecnología, aunque no de forma tan activa como hace Francia. Las operaciones militares como TAKUBA, no son misiones de la Unión Europea, pero formada por países miembros de esta. Uno de los principales problemas es que no existe una respuesta internacional combinada: hay una poligamia institucional, la respuesta es de distintas instituciones con distintas sedes y cada una lucha de manera separada contra estos grupos.
Hay otras misiones internacionales como MINUSMA – Misión en Mali de Naciones Unidas– y UTM Mali para entrenar al ejército maliense. En estos últimos años no se ha conseguido frenar el terrorismo yihadista, sino que se ha triplicado. Además, se está fraguando un sentimiento antifrancés, llegando a posicionarse de lado de países como Rusia. Como respuesta regional, se formó el llamado el G5 Sahel compuesto por sus cinco países.
Como conclusión, la respuesta militar no debe ser la única solución para este problema tan arraigado en el Sahel. Hay que reconstruir estos estados en los ámbitos: judiciales, políticos, militares... para que vuelvan a recuperar su territorio.
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