La hawala– significa intercambio o transformación en árabe, se cree que la palabra en español aval procede de esta––consiste en una red informal de pagos que queda fuera del alcance de los Gobiernos y organismos internacionales. Está creada por culturas musulmanas hace siglos, basada en la reputación y la confianza entre clientes e intermediarios. Es clave para envíos de remesas, países en crisis. El anonimato que proporciona es utilizado por crimen organizado y terroristas, muy incrementado tras el 11S.Este concepto surge con la necesidad de reducir la inseguridad de los movimientos de dinero a larga distancia.
Fue inventado en el siglo VIII en comunidades musulmanas al sur de Asia– Actualmente sigue operando en la sombra– nació como forma de saldar cuentas entre familiares y amigos, los préstamos podían ser devueltos a medio o largo plazo en efectivo o mediante favores– es más parecido al truque que a un banco– Esta práctica se extendió a lo largo de La ruta de la seda para proteger de robos a sus viajeros, guerras, crisis... En la actualidad transfiere fondos por todo el mundo y es utilizado para mantener a sus familias desde el extranjero.
La hawala es un sistema de transferencia informal de fondos que opera a escala nacional e internacional. Su estructura puede ser compleja, estratégica y jerarquizada. Su forma requiere solo de un remitente, un destinatario y dos intermediarios o hawaladars, uno en un lugar de envío y otro en el destino– normalmente están unidos por lazos familiares o amistosos– Esta operación no requiere mover fondos entre fronteras ni cambios de divisa, se basa en reservas de dinero en las oficinas de los hawalarads– camufladas en pequeños negocios como locutorios o agencias de viaje– Cuando hawalars contacta con otro se genera una deuda que más tarde compensarán varios mecanismos– transacción inversa, transferencia bancaria periódica, abono de facturas, subfacturación o sobrefacturación...–
El beneficio está en cobrar comisiones pequeñas– inferiores a las de la banca tradicional– No hay comisiones de transacción ni conversión de divisas. Los hawaladars si registran el nombre de los usuarios y la cantidad que deben, pero en libros u ordenadores por unos meses. La suma final depende del volumen de la transacción, relación de los hawaladars, negociación, mercado y destino.
La inestabilidad y la falta de oportunidades hace que se produzcan emigraciones para poder mantener a sus familias. Muchas personas recurren a la hawala para mandar dinero a sus países de origen por diversas razones: desconocimiento del idioma, situación irregular... Estas no quedan registradas en los ingresos de divisas al mercado nacional ni están sujeta a una regulación fiscal. La rapidez, simplicidad y costes bajos– 0,5% y 1,5% frente a 3,5% y 20% en bancos–.
La hawala también tiene mucha importancia en países en guerra, las ONG defienden que su papel es indispensable para la entrega de fondo y la subsistencia de la población. Han facilitado en Afganistán el dinero humanitario para poder promover elecciones democráticas, infraestructuras, colegios e implementar programas de asistencia agrícola. También ha sido propiciado debido a la corrupción, analfabetismo, desconfianza...
Este anonimato ha hecho que este sistema sea un canal perfecto para lavado de dinero para crimen organizado y terrorismo. Estas operaciones tienen un mecanismo más sofisticado, ya que requieren más hawalars. Rastrear el movimiento de fondos se vuelve complicado porque los flujos de productos legales e ilegales están mezclados traspasando capas de instituciones formales e informales. Los hawalars saldan las cuentas mediante depósitos fragmentados en bancos.
La industria del opio en Afganistán produjo 2,700 millones de dólares en 2018– un 10 % de su PIB— Las ciudades fronterizas hacen de nexo para procesar los pagos.
En este esquema, las ciudades están jerarquizadas. Dubái, Karachi o Riad son clearinghouses– centros de liquidación de deuda–los pedidos provienen de centros financieros como Nueva York y Londres. Los Hawaladars reciben entre 250 y 850 dólares mensuales, muy desproporcionado con las cifras de millones que suelen manejar. En los atentados del 11S, el Gobierno de Estados Unidos rastreó los movimientos entre las variantes de Hawala y Al-qaeda, pagando entre 400,000 y 500,000 dólares por el ataque entre prácticas de vuelo, viajes y gastos de los terroristas. Antes de este atentado, Al-Qaeda movía 30 millones de dólares anuales mediante facilitaciones en Emiratos Árabes Unidos, Afganistán y Pakistán gracias a este método. Daesh utiliza también este sistema para sus movimientos de dinero, parte de los impuestos que recauda, la venta de petróleo, opio, antigüedades...
Este término también se conoce con distintos nombres a lo largo de Asia: hundi– Pakistán– padala– Filipinas– phei kwan– Tailandia– fei qian– China–. Estas redes también están presentes en el narcotráfico en África y Latinoamérica, su intermediario es China– importación de electrodomésticos, detergentes, textiles...– En el caso de África se ha facilitado la exportación de marfil, abulón o palisandro a China.
El gran obstáculo para su regulación ha sido la forma de entenderla. Se ha recurrido a instrumentos tradicionales contra el blanqueo, como la incautación y congelación de activos. Otras medidas como el registro obligatorio de las actividades de Hawaladars han tenido muy poco impacto debido a su frágil sistema judicial y la corrupción.
Este sistema podría desaparecer si los bancos redujesen los costes. Este método es un reto para Gobiernos e instituciones por su impulso al crimen organizado y las consecuencias económicas que conllevan. Aunque sigue siendo vital para muchas personas que viven en lugares en crisis o que no pueden acceder fácilmente a servicios bancarios. Para afrontar este sistema se necesita una estrategia tradicional contra el blanqueo de dinero, desde una estrategia local y confluya con el sistema financiero actual.
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